Hoy volví a escribir.
Volví a sentir,
a observar
lo que hay en mi librero:
Papel prensado; sobrepensado,
(papel pesado
es el que interpreto)
historias con tinta sangre.
Historias a medias.
Olvidadas.
Consagradas a un librero
medio vacío.
Lleno
con la ausencia
de todas las historias que
pensé en escribir.
Todos esos libros
que quise vivir.
Y aquí, frente a la hoja en blanco
Tiemblo.
¿Soy la imagen que se esfuma
de tantos cuentos inconclusos?
¿Soy las lecturas abandonadas?
Soy letras dispersas
Pero yo ya no soy yo.
En una habitación deteriorada
hay un librero olvidado
lleno de polvo
y ausente de sueños.
En esa habitación
Triste.
Hoy volví a escribir
me puse un traje que no me pertenece
y respiré.
Diminuto, escuálido
y con miedo
me escondo tras
el viejo librero.
Y si acaso un día
esos libros yo tomara
y pudiese
llegar a leerlos
¿Se callará el insolente murmullo
de esa ausencia?
Tiemblo.
Y voy tras el rastro
de un tren que no frena.
Salté al vacío
Creyendo volar.
¿fui Ícaro vencido?
En esta habitación
hay de todo:
un viejo librero,
un escritorio abarrotado
y donde dormir.
Hay de todo
pero faltas tú
y mi reflejo.
Falta la estabilidad
tranquilidad y paciencia
para no llenar el librero
de más historias ausentes.
Por eso:
tomé una hoja en blanco
y hoy
volví a escribir.
Y si acaso no me encuentro
en los brotes de mi inconsciencia
terminará mi alma arrugada
en una esquina del librero.
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